Andalucía tuvo su día un 4 de diciembre, cuando los andaluces y andaluzas nos echamos a la calle pidiendo la autonomía. Y la autonomía no era una palabra vana, sino que tenía un significado concreto: "¡Pa remedio de mis males, que me den la autonomía"!
Andalucía volvió a tener su día cuando sus gentes supieron plantar cara a la derecha centralista y a cierta izquierda nacionalista que a la hora de la verdad demostró estar más cerca de la Andalucía del señorito que de la del andaluz de a pie. El 28 de febrero las urnas se llenaron de votos y de dignidad.
Dos días de Andalucía: en la calle, y en las instituciones.
Cuando el Día de Andalucía se convierte en excusa para verbenas y pasacalles, y en exaltación de lo más rancio del andalucismo con volantes, abanicos, botijos y flamenqueo en el peor sentido, en Izquierda Unida reclamamos la dignidad y la lucha que dan sentido a nuestro día.
Cuando la gente sencilla, el pueblo trabajador, lo pasa mal, víctima de los recortes de unas políticas que sólo buscan el enriquecimiento de unos pocos, ahondando la desigualdad, las mujeres y hombres de Izquierda Unida, sus jóvenes, sus mayores, nos echamos a la calle para gritar bien fuerte que, hoy como ayer, la solución está en la lucha, y que nadie va a resolver nuestros problemas si nosotr@s no nos arremangamos y nos ponemos manos a la obra.
Porque la fuerza de Andalucía es el pueblo andaluz.
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